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Tuesday, June 06, 2006

Flashback 02: "Ojos claros"

La noche era bastante fría y debía serlo, eran las últimas horas de un 11 de junio que hasta el momento se había desarrollado de forma bastante normal, sin sobretiempos en la ciudad, el país y el clima.


Romeo caminaba presuroso sobre el asfalto de la ciudad costera, escuchando repicar una y otra vez el taco de goma de sus bototos con forma de zapatilla, mientras a grandes zancadas abarcaba rapidamente cruadra tras cuadra para dirigirse al punto de encuentro acordado; un pub-bar emplazado en el principal "barrio" de carrete nocturno de la urbe.


Su mente volvió a repasar que le desagradaba el entorno, pero dicho pensamiento desapareció casi de inmediato al rememorar que de cualquier manera, "si la cosa esta muy latera, tengo el otro carrete... además no veo a la Claudia hace ene", sonriedo robóticamente mientras miraba hacia lado y lado de la calle en la cual se encontraba aguardando la luz verde del semáforo para poder avanzar.


No habían transcurrido dos minutos de ello, cuando comenzó a divisar el sector de "San marcos", lugar residencial, veraniego de carrete muy cercano al mar, empotrado a costados del casino de la ciudad costera, caracterizado por ser pululado por universitarios casi consagrados, jovenes profesionales, viejos tirados a lolos y uno que otro adolescente, básicamente por acudir por alimento a varios locales de comida rapida emplazados en el sector.


Antes de arribar al bar acordado, "El esputnik", racaló por breves segundos en una botillería no distante a más de 5 cuadras del recinto, para preguntar cuánto salía la promoción de ron mitjans con coca-cola; para luego avanzar decididamente hasta las puertas del recinto de distracción... el cual Romeo calificó inmediatamente de "top" al ver sus puertas de madera, música pop y bellos especímenes de ambos sexos disfrutando de la temprana vorágine nocturna.

Suspiró sacando la mano de uno de los bolsillos de su parka azul, para empujar firmemente la puerta de entrada y avanzar tratando de aparentar seguro de sí mismo, para adentrarse ipso facto en una atmosfera cargada de olor a cigarrillo, sonido estridente y mucho, mucho olor a copete.

Miró por todos lados buscando a Claudia, de acuerdo a lo recordaba de la ultima juntada a beber un ligero café, ella debía tener el pelo corto, más flaca que gorda, con mucha pintura y vistiéndose a lo secretaria... o "más adulta" como alguna vez ella misma le había coreegido.


Trató de no impacientarse, así que subió al segundo piso del local atravesando raudamente la escalera establecida para ello, ubicada al final del corredor principal del bar, a un costado de la barra y la cocina, como a unos 10 metros de la entrada, para descubrir en el nivel superior no había mas nada que más gente desconocida.

Romeo frunció el seño, "que mierda, me dice que está acá y dónde chucha esta, que no la veo" pensó mientras abría su celular modelo almeja para marcar el numero de claudia y ponerlo el "auricular" en su oreja, escuchando el tut tut del marcado digital...


... en un solo movimiento continuo giró sobre sus tobillos para mirar la entrada al bar y de repente divisó una fémina con un sombrero de golf, de esos que ocupaba Neruda, esos que vestían los hijos de los gangsters en los años 50, de esos que dan apariencia de ladrones de gallinas, sacar un teléfono celular del bolsillo delantero de su chaqueta y contestar.


No necesitó más tiempo, pulsó end y se dirigó hasta donde vio el sombrero, para esputar un fuerte (por el volumen de la música ambiente) "Hola, tanto tiempo", mientras se paraba frente al campo de visión de esta femina de unos 1,55 metros de altura aproximadamente, tez clara con algunas pecas, labios gruesisísimos, ojos algo almendrados con unos ojos entre miel y semi claros, de contextura más tirada a gruesa, aunque de delgado talle, destacado por dos grandes pechos con forma de gota de agua que rebosaban alegres bajo un chaleco de lana y una blusa media rústica.

Ella abrió los ojos "Hola weón, tanto tiempo" riendo sin parar para abrazar a Romeo, con quien intercambió un abrazo fuerte y calido, como de dos viejos y buenos conocidos. Tras cartón la mujer acotó "puta que te demoraste, ven vamos a la mesa", a lo cual el prota respondió "es que me demoré en el baño.

Mientras intercambiaban las palabras avanzaron unos pasos hasta llegar a la mesa, ubicada al inmediato costado derecho de la puerta, en plena vitrina, en una mesa rectangular con 10 sillas - con solo algunas ocupadas - donde se encontraban tres féminas más.

En ese momento, todo se detuvo... cual momento de la película "Gran Pez" de Tim Burton, cuando Ewan McGregor encuentra a la mujer de su vida, en pleno circo con todos realizando diferentes números, para luego reasumir el ritmo de vida con hiperaceleradas acciones, en un destello de la mirada, Romeo divisó a unos dos metros de él unos ojos claros... verdes, fuertementes verdes, en medio de un claro rostro adornado por uno de los cabellos más deliciosos jamás observados por el prota; un pelo color castaño claro casi rubio, de onduladas formas, algo enmarañado, pero desordenadamente sensualmente dispuesto.

Se quedó quieto, mirando esa visión por lo que pareció ser mucho más tiempo que el que realmente pasó... tragando saliva y parpadeando sin dejar de observar esos ojos ubicados al otro lado de la mesa... no supo como llamar a esa electricidad que le golpeó la cabeza, el pecho y las manos, que como por acto de magia perdieron todo su calor para transformarse en unos terminales dignos de un iceberg.


"¿Dónde me siento?" esputó Romeo, avanzando hacia la cabecera de la mesa, tapando el paso de Claudia que se dirigía hacia el mismo lugar, puesto que en el lugar se encontraban sus pertenencias: cartera y chaqueta, para escuchar la voz proveniente de ese rostro adornado por los ojos verdes, los más verdes y atrayentes que pudiera haber plasmado o ideado "si quieres te sientas acá, yo me corro" brotó de una pequeña boca, pintada tenuemente con un leve tono rojizo, en un sonido que se asemejó mucho a una melodía fina y elegante, como en una suerte de mezcla entre la delicada voz de alguna cantante japonesa no chillona y los sonsonetes de un elfo de la época moderna.


Un nuevo segundo pasa y Romeo atina diciendo "pucha, ¿de verdad? no quiero molestarte", a lo que la dueña de esos ojos claros, llenos de una paz absorvente y una energia desbordante replicó "no te preocupes, no se han visto en mucho tiempo, para que puedan hablar" mientras conminaba a otra amiga de Claudia a avazar un asiento más allá, para que todos alcanzaran en la pequeña mesa rectangular.

Tras eso, Romeo escucha la decidida voz de Claudia vociferando "ella es Martina, una amiga, y bueno a la xime ya la conoces", refiriéndose a la dueña de los ojos verdes, los más verdes que podría haber deseado y una rellena trigueña, a quien ubicaba desde hace años, quien le respondió el festo de saludo con un vivaz "hola".

- "Disculpa, ¿cuál era tu nombre?", inquirió Romeo

- "Martina", contestó la dueña de los ojos verdes.- "¿En serio?"

- "Sí, en serio...

- ¿Por qué?"


- "Na, es un bonito nombre", mientras miraba esos ojos... de los cuales no podía despegar la vista que le enviaban olas de electricidad inexplicablemente, ojos en los cuales se perdió inmediatamente y de los cuales no quería dejar de tener cerca.- "¿Y, cómo hai estado poh?", sentenció Claudia, rompiendo el momentáneo silencio.


- "Bien, bien...¿ te conté que estoy trabajando en el Congreso Nacional?" replicó Romeo, mientras apartaba lentamente la vista de Martina, para quedar enfrente del rostro de Claudia... o en realidad del sombrero que le cubría más de la mitad de la cabeza, iniciando una discusión de ponerse al día, sin mayor relevancia, sin dejar de mirar esos ojos claros, esos ojos verdes, tan verdes como el agua del lago todos los santos, pensando suavemente "Martina... como el nombre de la Santa que era una diaconisa, hija de un noble romano y que debido a su abierta profesión de fe, fue arrestaron y llevada al tribunal del emperador Alejandro Severo, donde consiguió imponer el catolicismo a los dioses paganos romanos".

En eso se quedó pensando breves instantes antes que Claudia retomara la conversa, pero ya daba lo mismo porque el pensamiento de Romeo se encontraba divagando en "Martina... Martina... ¿Martina cuánto?... ¿cuál será su teléfono, dónde vivirá, qué hace...estudia, trabaja"... mientras a lo lejos sentía la voz de la Claudia hablando y gesticulando sin cesar, pero el miraba de reojo esos ojos claros... de color verde, tan verde como el color de los árboles inmaculados. (continuará)

4 Comments:

  • ¿Cómo llegué aquí? de la forma más natural, linkeando blogs. No sabía que tenías uno. No leí mucho y no creo que vuelva. Tu cachai. Está bueno, pero es complicado.

    Saludos

    I

    By Anonymous Anonymous, at 12:16 PM  

  • P'tas que divertido. Si anonimous 1 lo encontro complicado, como cresta que llego al lugar?
    te levantaste muy temprano anonimous 1?
    Entrete, pero que mas?

    sigue p'alante

    By Anonymous Anonymous, at 7:54 PM  

  • dije que está bueno. lo complicao es otra cosa que no tiene que ver con el blog.

    By Anonymous Anonymous, at 11:46 PM  

  • es una buena historia, aunque me quedé intrigada...cuando sigue??

    bueno también me intriga otra cosa...¿qué será lo complicado???

    By Anonymous Anonymous, at 3:24 PM  

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